jueves, marzo 27, 2014

¡Yo aún creo en el ser humano!

La vorágine del mundo nos come todos los días, nos absorbe sin compasión. ¿Que la modernidad nos ha transformado? Pero claro que sí. Sin embargo, es un hecho que no por eso dejamos de ser quienes somos. Ahora bien, la persona se construye todos los días.
Por ser un ente maravilloso y complejo, el ser humano está conformado de muchos aspectos, desde lo meramente humano, como los sentimientos, las necesidades físicas, psicológicas y de afecto, hasta los ámbitos en que se desenvuelve, éxitos y fracasos, en lo que cree, las convicciones, los vicios y los valores, en fin... no se le puede entender sin analizar el todo que lo compone.
A diario, con todas las experiencias que se tienen y aprenden, la persona se recompone y reconstruye, lo que hace a la naturaleza humana aún más maravillosa.
Por todo esto es que no entiendo cómo a veces siendo una maravilla natural el ser humano puede mostrar tanta imperfección. Y me refiero al simple hecho de que, como dice, Thomas Hobbes, "El hombre es el lobo del hombre", no hay enemigo más fino que alguien de tu misma naturaleza.
Estas convicciones que llevo conmigo por años a veces se ven empañadas cuando observo a alguien en afán violento contra otra persona. ¿Pueden las frustraciones mover a atentar contra la integridad, contra el valor más importante, la vida, de otra persona? No, aunque la realidad demuestre que el ser humano ya rebasó sus propios límites para atentar contra sí mismo.
No lo sé, pero vivir es una cuestión de certeza; vivir es sólo una parte de lo que nos corresponde hacer como personas. Dar y ser copartícipe de la construcción de los demás es algo que no se puede sustituir con nada.
Aún creo y admiro al ser humano, ese ente complejo y único en el que sé que también me incluyo, pues al fin y al cabo, ¿qué tendría de interesante nuestra naturaleza si no fuéramos tan contradictorios?

miércoles, marzo 14, 2012

Lo que la escuela se llevó...

"¡Caray!, qué difícil se hace venir a la escuela cuando hay problemas", dijo uno de mis alumnos... 
"¿A qué tipo de problemas te refieres?", le pregunté con curiosidad.
"A la vida imposible que te hacen los compañeros, sobre todo porque duele ya que a veces quienes más te lastiman son quienes uno pensaba que eran amigos", respondió.
El camino de los adolescentes hoy día no es de rosas, sino muchas veces de espinas, pero de esas de la decepción que los mismos compañeros, quienes muchas veces que iniciaron su proceso educativo juntos desde la primaria, hacen en la ofensa misma y lo que muchos llaman hoy día el "bullying" escolar.
Qué difícil es educar y motivar para evitar la deserción y apoyar el aprovechamiento con estos contratiempos; son de esas cosas que pareciera que a la hora de planear los eruditos de la teoria educativa parece que no toman en cuenta, porque quizás, como hemos platicado ampliamente varios profesores, no han estado frente a un grupo de adolescentes, o ya de perdido frente a un adolescente para conocer sus problemas.
Y es que muchas veces los jóvenes confían más en sus profesores que en sus padres, quizás porque piensan que el mentor no los cuestionará tanto y, contrario a lo que probablemente encuentren en casa, los apoyará y sabrá cómo hacer que el dolor sea menos.
De este hecho algunos profesores en tono de broma dicen: "A veces somos la aspirina para su dolor de cabeza, porque sólo recurren a nosotros cuando de verdad les duele". No creo que sea tan así pues la confianza es algo que se gana y se merece, no se inventa ni surge de la noche a la mañana.
Muchos alumnos se tardan mucho antes de abrirse a contar sus problemas y los obstáculos que tienen que sortear para alcanzar sus objetivos (¿o los de sus padres?). Lo importante es que cuando lo hagan, estemos preparados los profesores para apoyarlos.
Y a todo esto en el tema de la educación y sus reformas en México pareciera que de los retos a los que se enfrenta el sistema olvidaron tomar en cuenta precisamente el proceso del adolescente mediante el cual el conflicto de ya no ser niño y estar en la trancisión a la adultez es algo que pesa emocional e intelectualmente en el estudiante.
Es un tema que vale la pena tener en cuenta y que comentaremos en el próximo comentario. Por lo pronto, estemos preparados y atentos a lo que los jóvenes piden y necesitan, pues, aunque no lo creamos, muchas veces depende de eso que su aprovechamiento y rendimiento sean buenos.

martes, marzo 06, 2012

Día de la familia

Ésta es mi familia, la de origen, la natural, la que me dio vida y me mantiene vivo


La separación de los papás, de la familia para el inicio de una nueva vida no es fácil. Con ello da inicio a una nueva etapa en la vida ya no como hijo sino como padre de familia.
Descubrir lo difícil que puede ser construir y mantener vivo un hogar donde la estructura ya tiene la presencia de hijos puede resultar apabullante y emocionante al mismo tiempo.
La familia, puente de unión del ser humano consigo mismo y con la sociedad. Qué mejor representación de uno mismo que la de la familia, la de ascendencia y la de descendencia. Ambas complementan a la persona, la forman, la hacen, la redimen, la subliman.

La mejor parte se la lleva la familia que me tocó construir. Faltan dos, que también son mi adoración


Celebramos estos días el día de la familia. Todos los días hay que celebrarla, porque existe y está viva en nuestras venas, en nuestra mente, en nuestro ser total. Abracemos a la familia y permítamonos el placer de sentirnos queridos, pero sobre todo de permitirnos ser queriendo a nuestros parientes. Eso nos hará mejores seres humanos y cada día nos formaremos como excelentes personas.

sábado, febrero 13, 2010

Olvidamos lo más importante: ser familia

Con el título "Niños con agendas copadas", el sitio lafamilia.info publicó un interesante artículo que a continuación reproduzco. Es un tema por demás necesario discutir en familia, incluyo a la mía, pues cuántas veces nos preocupamos por mantener siempre ocupados a nuestros hijos y nos olvidamos de lo más importante: compartir, ser familia:

Se levantan muy temprano para ir al colegio, después de una larga jornada llegan a casa y apenas tienen unos minutos para comer algo cuando ya tienen la primera actividad de su agenda: la clase de piano.
Después sigue el partido de fútbol seguido de la clase de inglés. Se está escondiendo el Sol y todavía falta hacer las tareas. Cuando llegan a casa es hora de la cena y una vez que ésta termina hay que sentarse a estudiar. Ya es de noche, están cansados y no tienen ánimos de ver un cuaderno y sí mucha televisión. Finalmente llega la hora de dormir y… ¿dónde quedó el descanso y el compartir en familia?
Estos niños tienen tantas ocupaciones como los adultos, no tienen tiempo ni de estar con sus papás, su vida es trajinada y estresada, se les exige tanto que además deben ser los mejores. ¿Hasta dónde va la necesidad del hijo y hasta dónde el deseo o gusto de los padres?
Los padres quieren que sus hijos estén ocupados, pero a veces se exceden en su deseo. Las actividades después del colegio son la forma que muchos padres usan para llenar ese espacio entre el colegio y su regreso del trabajo. Sin embargo, también es recomendable que los chicos tengan ratos de diversión y, sobre todo, tiempo para compartir en familia.
No hay duda de la importancia que tienen el deporte, la cultura y el arte en la educación; tampoco es motivo de debate la necesidad de que los niños estén ocupados y lejos del ocio.
Tampoco se desconocen las condiciones actuales que obligan a ambos padres a trabajar y por ello los hijos se quedan solos en casa viendo televisión o dedicados a los videojuegos. Nada de lo anterior se discute.
Pero es propio de la infancia el juego libre, espontáneo y divertido, que debe ir de la mano de los padres. Cuando un niño ha tenido un día de muchas actividades, se desgasta físicamente, lo que imposibilita que en la noche esté dispuesto a disfrutar en familia, pues ya el sueño y el cansancio lo han abatido.
A la hora de elegir una actividad extracurricular para los hijos es primordial tener en cuenta tres aspectos principales: la necesidad, el gusto y la habilidad del hijo.
Es válido hacerse las siguientes preguntas: ¿Esta actividad le ayudará al hijo a desarrollar una habilidad innata que vale la pena cultivársela? ¿Es necesaria esta actividad para el hijo o quizá nosotros como padres nos estamos dejando llevar por la sociedad de consumo? ¿Realmente al hijo sí le gusta esta actividad o es porque nosotros como padres durante toda la vida siempre soñamos con desarrollarla? ¿Estamos sumergiendo a nuestro hijo en una competitividad alentada por nuestras frustraciones de adultos? ¿Cuál es el término medio?
Estas actividades extracurriculares son importantes, pero deben tener la intensidad apropiada, no hay que saturarlos, pues ellos mismos terminarán pidiendo un respiro. Dos veces a la semana sería un término medio, así los otros días tendrían la posibilidad de hacer otras actividades; por ejemplo, pasar un rato agradable con amigos, primos, visitar a los abuelos, jugar en el parque, hacer deporte en familia, etcétera.
En conclusión, no pase desapercibido el tema de las actividades extracurriculares pues, aunque no parezca, tiene mucha más incidencia de lo que se imagina.
Vale la pena tomar en cuenta estas reflexiones.— Mérida, Yucatán.

martes, julio 21, 2009

Si las paredes hablaran

Quizás ya esté entrando a otra fase de mi vida y digan que a lo mejor ya estoy viejo y pienso cosas de viejo, pero, ¡ah!, los recuerdos cómo ayudan a sostener en tiempos de dificultades y problemas.
Y lo digo porque hace poco fui a recoger las calificaciones de mis hijos en la que fuera mi escuela primaria y recordaba muchas cosas ahí, juntito a las paredes que atestiguaron muchas cosas vividas con mis compañeros... y disfruté de nuevo.
Dicen que si las paredes hablaran nos tendríamos que cuidar porque podríamos ser descubiertos por los demás, pero en este caso yo digo que si las paredes hablaran desnudarían nuestras almas de niños a todos los que dejamos en esa escuela el 70% de seis años de nuestra niñez en sus pasillos, en sus salones y, por supuesto, en las personas. Somos parte de ese edificio, definitivamente, pero sobre todo somos parte de ese espíritu familiar de quienes formamos el grupo de amigos, el grupo escolar y la escuela en sí.
En menos de 10 minutos tuve la oportunidad de ¿vivir de nuevo? Sí, de vivir de nuevo y verme ahí, jugando entre árboles (que por cierto ya no están), cazando iguanitos o simplemente corriendo de aquí para allá con los amigos de ese momento, de ese entonces.
Confieso que hay dos cosas que me recargan las baterías siempre: los recuerdos, que disfruto mucho porque son recuerdos felices, y la música que, aunque muchos opinen lo contrario, eleva el espíritu y nos lleva a lugares insospechados, amén de que un libro también lo hace y se disfruta mucho también.
Pienso en mis amigos, pienso en aquéllos con quienes compartí mis épocas de primaria y anhelo esos momentos. Los llevo conmigo, como estoy seguro que muchos lo hacen en sus respectivas circunstancias personales.
Lo cierto es que son recuerdos que no duelen, sino que se disfrutan, se siguen amando a pesar y junto con el tiempo que ya pasó.
Una de las cosas que el ser humano disfruta es urgar en su interior y sacar recuerdos para volver a disfrutarlos. Es la naturaleza humana la que nos regala esos momentos pasados.
De vez en cuando te sugiero que hagas lo mismo, recuerda lo bueno y lo malo, lo gracioso y lo doloroso, en fin, verás que no importa el tipo de recuerdo que llegue, simplemente terminarás con las pila al 100% y eso te ayudará a seguir caminando la ruta que te corresponde en esta vida, la que elegiste para ti y para los tuyos.
Se dice que hay 10 cosas que uno debe hacer para decir que está listo para partir... puedo decir que voy descontando poco a poco esas sugerencias por cumplidas... ¿y tú?— Mérida, Yucatán.